En los primeros tiempos de la poesía, las mujeres estuvieron reducidas a ser las musas de los poetas masculinos. Ejercían la simple función de ofrecer inspiración a los hombres poseedores del “Don del conocimiento y la creatividad”. Aquella fue una especie de subordinación a la cual fue sometida la mujer, pero esta no mostraba mayor problemática ya que ellas sabían que el resultado de su inspiración hacia los hombres provocaría como consecuencia el pleno desarrollo del amor, la belleza, la suavidad, etc. Es a través de este mismo medio, la literatura y la poesía, que la mujer descubre sus posibles salidas hacia la libertad. En el ámbito de la poesía, la novela, la autobiografía, etc. Esto empieza a verse en mayor medida en la primera mitad del siglo XX.
No solo son las mujeres las que traspasan su realidad y molestias al papel, sino que también autores masculinos como Juan Rulfo, que en obras como “Pedro Paramo” muestra a la mujer como un ser reducido en comparación a la posición del hombre que se muestra como el ente dominador de todo, osea ejerce (el hombre) todo su poder como patriarca, lo cual es un reflejo del predominante machismo de la primera mitad del siglo XX y posterior. La mujer al tener ansias de revelarse hacia el hombre crea obras feministas que mas que nada tienen el afán de diferenciarse de pensadas, concebidas y escritas por hombres.
Las mujeres han pensado, creado y modificado el mundo latinoamericano en el cual vivimos hoy al entrar en este como un ente que neutraliza el poder del hombre mediante la escritura, y así introduciendo una nueva forma en la que vemos a las mujeres, una forma que es constituida por su aporte y evocación en todo aspecto que antes solía ser propio de los hombres y ahora es totalmente mixto como por ejemplo la literatura, el trabajo y la vida en sociedad.
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